Como la semana pasada no salió nada como estaba planeado, esta semana empezó también con los planes trastocados.
El lunes 16, a parte de cumplir las 120h de estancia en La Torreta, continuamos con las exposiciones de arte. Tuvimos tiempo de ver exponer a dos grupos; el de la Mujer en el Renacimiento y el grupo de Pintura del Quattrocento. El primer grupo lo hizo muy bien, investigando concienzudamente en internet encontraron a las pocas mujeres de las que podemos hablar en esta época, ninguna de ellas reconocida como artista, más bien como mujeres mecenas, o mujeres con poder, gracias a sus matrimonios con señores, como es el caso de Simonetta Vespucci.
Por otro lado, el grupo de pintura. En el planning original eran los últimos en exponer porque se iban de viaje a Londres. No sólo no se presentaron los 4 componentes del grupo, sino que además no habían preparado la exposición y la investigación se limitó a un corta-pega muy descarado. Me defraudaron bastante, porque tenían muchas herramientas para hacer un buen trabajo y les había insistido mucho en que me escribieran con cualquier duda que tuviesen.
El martes, que en principio iba a ser mi último día, expuso el grupo de Arquitectura en el Quattrocento, que llamó a su trabajo De re aedificatoria, haciendo referencia al tratado de Alberti. Este grupo trabajó bastante bien, al menos sin grandes diferencias de rendimiento entre ellos.
Al finalizar las exposiciones hicimos un pequeño trabajo de auto crítica. Algunos alumnos me dijeron que sabían que no habían rendido lo suficiente y que se sentían mal por ello. Otros directamente no participaron en este debate abierto.
Me llevo un aprendizaje muy rico de esta experiencia, ya que he aprendido que no debo dar nada por sentado, que mis conocimientos no son los suyos y en ningún caso deben estar al mismo nivel, ellos están para aprender conmigo y yo con ellos.
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